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El venado es una de las danzas mexicanas más conocidas en el mundo, pero paradójicamente de la que menos se sabe en cuanto a su origen ejecución, contexto y simbolismo. De manera lamentable, la danza ha sido proyectada en muchos sitios del planeta por lo ballets folclóricos que presentan una teatralización que diíta mucho de lo que en realidad sucede bajo las enramadas yoremes. “Que el animal representado deberá morir al final de la  danza, porque sino habrá sido una ejecución incompleta. “Que al morir el venado salva a la etnia de la hambruna y por su ‘sacrificio’ su espíritu viajará al cosmos recorriendo el camino de las estrellas”. La Danza del venado la que más polémica levanta con relación al sentido de su origen y por supuesto de su ejecución. La cabeza de venado que porta el yaqui es un tanto más realista y la adorna con listones, el mayo sin embargo es muy variado en la forma final que da a la cabeza en su elaboración; de hecho, algunas son una mera figuración de la cabeza del animal, aunque los materiales piel y cueros siempre serán los verdaderos, y la dorna con flores blancas que tienen el mismo significado, como ya lo señalamos.
 
Design
 
El Venado:
El diseño esta basado en la tradicional Danza del Venado Yaqui: El venado emplea como elemento núcleo de su danza una cabeza de venado que, contrario a lo que se cree, no es una cabeza disecada en el sentido estricto de la palabra, sino hecha a partir del aprovechamiento de la parte frontal con cal y sal y expuesto al sol durante unos días. De la piel del animal se tiene el cuidado de conservar la oquedad de los ojos y las orejas en buenas condiciones para lograr un terminado completo. Después de cortar la parte útil, ésta se reduce hasta lograr el tamaño deseado que será muy inferior al natural aunque el animal haya sido pequeño, logrando el volumen con un relleno que puede ser desde un trozo de madera blanda muy liviana hasta aserrín o bien papel sólidamente compactado en todo su interior. La ornamenta puede o no estar adherida al cuero desde un principio, de cualquier manera el artesano la inserta de tal manera que pasa desapercibido el que no sean las originales del venado sacrificado; además siempre se buscan un tanto pequeñas para evitar el peso excesivo o, en su defecto, son recortadas. La cabeza se cose por la parte bajas desde donde principia el hocico terminada en lo que sería el cuello. Para que la cabeza animal asiente perfectamente sobre la cabeza humana se le adhiere una argolla de madera cosida en torno al cuello, amarrando ahí a su vez las tiras de vaqueta que servirán para afianzarla sobre el danzante. En la cuenca de los ojos son incrustadas dos bolas de chapopote: sin embargo, es más común el uso de un par de canicas de vidrio de color que realza la vivacidad de la mirada con la luz que reflejan. En el momento de la fiesta, la maasocobba es adornada con flores blancas de papel, que se supone forman parte del hábitat del animal, que en su andar por el monte quedaron insertadas en los cueros, además de emplearlas como alimento, razón por la que se coloca una de ellas en el hocico. También significan el compromiso por parte del oficio de cumplir cabalmente con la festividad para la que fue llamado a participar. El danzante se coloca alrededor de la cadera un cinturón del cual penden decenas de pezuñas de venado, que son amarradas a partir de correas de vaqueta. A diferencia del venado yaqui que en la mayoría de los casos ha sustituido las pezuñas del animal original por las de cerdo o cabra, entre los mayos de Sinaloa es aún posible observar gran número de cinturones confeccionados con pezuñas originales de venado de nombre común “venado cola blanca”, que aún trota por el monte a pesar de sus feroz cacería. A este cinturón se le conoce popularmente como “coyol de venado” de manera equívoca, el yoreme lo llama en su lengua rúj’utiriam. En sus manos porta un par de sonajas construidas con bule seco, arócosim en lengua mayo, aprovechando el fruto la parte grande y redonda y desechando el resto. En las piernas el maasoyo’iléero enreda un sarta de tenábaris de corta extensión. En cuanto a la ropa, el danzante viste con camisa y pantalón de manta a media pierna y como prenda distinta enreda en su cintura una extensión de tela a manera de falda que ciñe con un fajo negro o policromo, buicosam, en yoreme. Completa su atavío con un paliacate rojo al cuello y otro en la cabeza, que evita que la cabeza de venado caiga en los momentos de la danza.
 
Pascolas:
El danzante inicia por colocarse una gran manta sobre el pantalón formado con ella una zapeta que remata en su ajuste final con dos sobrantes, uno a cada lado de la cintura al muslo, de modo que semejen triángulos o cuadrados imperfectos. Colocada la zapeta ciñen su cintura con una faja (buicosam) desde donde cae otra de mayor extensión dividida en dos, para sobreponer cada mitad en ambos muslos, amarrando los extremos arriba de las rodillas. Alrededor de las pantorrillas enredan los capullos de mariposa convertidos en instrumentos sonoros llamados tenábaris, con una extensión, para cada lado, de dos y medio a tres metros de largo aproximadamente. Para la cintura usan como idiófono una serie de cascabeles de bronce sujetos en cadenas o tiras de vaqueta pendientes de un cinturón a los que nombran coyolim.
Startup Weekend
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Proyecto realizado para Startup sede Cd. Obregón

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